Las salas de quimioterapia, o los llamados Hospitales de día, son las salas dónde día a día los enfermos de cáncer van hacerse sus análisis, y si están fuertes, pasan a que les pongan su tratamiento de quimioterapia. Allí ves de todo, porque según sea la persona así se toma su tratamiento y su viaje con el cáncer y si es la primera vez, seguramente vaya con miedo. Un día Soco me pidió que hablara con una chica que tenía su primera quimioterapia, la cual estaba aterrada, tanto que entre lágrimas decía que ella no iba a ser capaz. Y le dije que sí, que sí iba a poder, que si todos podíamos ella no iba a ser menos. Y así lo hice, me puse hablar con ella y le expliqué un poco en que consistía la quimioterapia para que se tranquilizara y dejara atrás el miedo. Le conté que el Taxol que le estaban poniendo sólo iba a hacerla sentir cansada tras muchas sesiones y tal vez algo de neuropatía en manos y pies. Pero que en principio no iba a ir más, depende mucho de cada persona esta claro, pero cómo yo dije en su día cuando terminé mi tratamiento, el Taxol es un viaje por el parque de atracciones, en comparación con la famosa AC, también conocida como “la roja” o “the red devil”, esa sí que es dura. Hable con ella y le intenté contarle cómo iba a comenzar su viaje con el cáncer. Le expliqué que otra parte dura es cuando se te cae el pelo al cabo de tres o cuatro semanas, ahí comienza otra fase, pero le dije que el pelo luego crece, que no se centre en eso. Hablé con ella para intentar reconfortarla, al menos lo intenté, y lo hice siempre con una gran sonrisa, pero sobre todo le di varios abrazos y besos para que se sintiese mejor, para que supiese que estaba allí con ella y que podía contar conmigo. Le dije que si quería preguntar algo que lo hiciera, pero me dijo que no quería saber más.
Aquel día me sentí veterana, ya había pasado por todo aquello e intenté hablar con ella como me hubiera gustado que hablaran conmigo en mi primera quimioterapia; con cariño, con una sonrisa y con sinceridad.